Lugares de memoria: La rotonda que nunca vi

Compartir:

El dolor que nos provocó 2018 traspasó nuestros cuerpos, se manifestó en nuestras subjetividades, nuestra cotidianidad y nuestros espacios. ¿Cómo se transformó el espacio público cuando todo lo que queríamos era VERDAD y JUSTICIA? Invitamos a Miguel Andrés para que desde su lente fotográfico nos contara de uno de todos los lugares de la memoria que florecieron en Abril: la rotonda de Metrocentro.

Hay calles que por la monotonía de circularlas son casi imperceptibles, y no es hasta que nos caemos en ellas, las vemos de cerca o las recorremos con otros sentimientos que logramos verlas como parte nuestra y de nuestra historia. 

Hay calles en las que uno ha tenido que pasar al menos una vez, hay rotondas en las que uno ha tenido que circular al menos una vez, y que, tal vez por la constancia y la costumbre, eran casi imperceptibles. 

Mientras las recorría de pequeño, solo las vi como una calle más, la calle que me llevaba al circo, al trabajo de mamá o de mi papá dependiendo de la salida que tomara en la rotonda, o por la que pasaba para ir al teatro, o ya más grande para ir a estudiar, pero nada más, esa rotonda no era más que una ruta, una herramienta para llegar.

Estas calles solo iban cobrando sentido si las caminaba, si marchaba en ellas con esa mezcla de energías pesadas de adrenalina, tristeza y esperanza. Y fue de pronto, que aquella rotonda que sólo veía pasar, se convirtió en un reflejo inerte de la transformación de una rebelión cívica. 

 

Aquella rotonda imperceptible se convirtió en la memoria de los primeros 63 manifestantes asesinados, en el eco de demandas de las madres de abril, exigiendo justicia por sus asesinados. También se convirtió en el espacio abierto a todas las luchas, porque al final había un frente común que las movilizaba.

 

Las lágrimas no fotografiadas, las desigualdades de un país en llamas, la lucha de poder en cada pinta borrada y en cada pinta que se volvió a marcar. Aquella rotonda que se convirtió en memoria viva, hoy es una fuente blanca patrullada y acaparada por la monotonía del miedo y la represión. Aquella rotonda ahora la convirtieron en silencio, pero no volverá a ser olvido.

Scroll al inicio