El paso a desnivel, con miles de pasos.

En colaboración con Lucero, fotógrafa feminista 

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El dolor que nos provocó 2018 traspasó nuestros cuerpos, se manifestó en nuestras subjetividades, nuestra cotidianidad y nuestros espacios. ¿Cómo se transformó el espacio público cuando todo lo que queríamos era VERDAD y JUSTICIA? Invitamos a Lucero para que desde su lente fotográfico nos contara de uno de todos los lugares de la memoria que florecieron en Abril: el paso a desnivel.

Cada paso y cada grito quedaron plasmados en los muros y en el piso, cuando la gente iba pasando y descendiendo, sus voces se iban engrandeciendo, el eco era un parlante que retumbaba en el segundo piso. Desde arriba se podían mirar: “chimbombas”, banderas y gente con flores pasar. 

Las caras de los asesinados hicieron una galería de decenas de metros, cualquiera que pasara por esta avenida principal los tenía que mirar. 

 También acompañaban todo tipo de pintas, banderas, manos llenas de pintura por donde fuera, mensajes de revolución y de amor de un pueblo que definitivamente estaba dejando una huella urgente en aquel lugar, y que aunque el dictador las haya mandado a borrar, nunca las vamos a olvidar. 

Fue el escenario del plantón artístico a los 100 días de protestar, allí cantamos, lloramos, pintamos y gritamos sin parar. 

Cuando hice la memoria fotográfica de este lugar, pensé que así se iba a quedar… y cada vez que vuelvo a pasar, todo esto vuelvo a recordar.

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